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Opinión

Covid, lo mejor y lo peor de la gente

Publicado

el

César Peña

Pachuca, 20 de abril.- La pandemia del coronavirus, con un alto símil con lo sucedido en 1918 con la gripe española, ha puesto en relieve en estos escasos meses, las más negras pasiones del ser humano, pero afortunadamente, también las mejores, aflorando la solidaridad y la humanidad que habita en muchas buenas personas. En este lapso se ha puesto a prueba la misma raza humana en su capacidad de cambiar sus hábitos así como en la fuerza de reconfiguración que a golpe de esta emergencia sanitaria, ha dejado ver lo vulnerables que somos.

En lo parte oscura, la tragedia que significa una enfermedad que lleva más de dos millones de contagiados y casi 120 mil muertos, muestra lo irracional, lo absurdo y grotesco. Ahí están los decenas de médicos y enfermeras que están siendo agredidos en las calles por hordas de primitivos irracionales que los culpan de ser los responsables de contagiar a la gente.

Esto es tan absurdo como pensar con alta precariedad, que los bomberos que apagan los incendios son los mismos que los propagan y que hay que matarlos o agredirlos para que no haya más incendios. ¡Vaya estupidez!, pero este animalismo es el que actúa en la manada humana provocando estos periodos de barbarie que se han podido documentar en video en México, Brasil y otros lugares.

Lo mismo hemos podido ver de parte de quienes se sienten contagiados y quieren la misma suerte para los demás untando con su saliva objetos de lugares públicos como barandales, los botones de los ascensores, puertas, etc. Hay quienes también esconden y lucran con insumos como cubrebocas, batas y guantes, encareciéndolos y subiendo el precio a las nubes.

En esta parte negra de la ambición, está la misma IP, la más ambiciosa, a la que no le importa que sus empleados estén expuestos a contagios que son obligados a trabajar. No hay permisos y en vez de comprender la coyuntura, amenaza con correr a quienes se les ocurra faltar. En este grupo, como siempre, están los empresarios más ricos del país y para variar, los más avaros, evasores de impuestos y malos patrones.

Pero por el otro lado está la gente que está sacando lo mejor de ellos, mostrando el humanismo más honesto que habita en ellos: el taxista que ofrece viajes gratis a médicos y enfermeras, la anciana que hace cubrebocas para repartirlos gratis a la población, la gente que prepara y reparte comida gratis a quienes no pueden salir, los que no duermen por ayudar al prójimo.

Estos, los buenos,  se están multiplicando a cada paso que da esta pandemia que nos muestra que somos vulnerables y que como en 1918, no se supo como actuar y que se avanza a tientas en las medidas preventivas.

El Covid-19 ha mostrado que los seres humanos con buenos sentimientos somos más que aquellos que sufren artritis afectiva y mental. Sigamos así.

 

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