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Acepta El Vaticano abuso sexual a monjas y explotación

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Roma, 25 de enero.- Acepta El Vaticano abuso sexual a monjas y explotación, publicó el Diario de España, en el que da a conocer que la Santa Sede acepta por primera vez que monjas que trabajan a destajo al servicio de obispos o sacerdotes, limpiando suelos, sirviendo comidas, ejerciendo de ‘chicas para todo’ y hasta muchas veces siendo abusadas sexualmente.

“No tienen derecho al descanso, ni vacaciones (¿puede tener vacaciones una monja?). En los peores casos, sufriendo mobbing e, incluso, novicias que padecen, en silencio, abusos sexuales por parte de sus formadores. Es el nuevo escándalo que sacude el Vaticano, tras el drama de la pederastia clerical: el #MeToo de las monjas ha llegado para quedarse”, cita.

Roma parece dispuesta a actuar. El mismísimo prefecto para la Vida Religiosa, el brasileño Joao Braz de Aviz, ha admitido que la Santa Sede está investigando casos de abusos sexuales por parte de formadores a monjas y novicias, pero también “abusos sexuales entre monjas”. En una entrevista que publicará en febrero ‘Donna Chiesa Mondo’, el suplemento femenino de L’Osservatore Romano, el cardenal revela cómo “sólo en una congregación se han denunciado nueve casos” de abusos sexuales y de poder.

La situación llega a límites insospechados hasta ahora, y que el Vaticano ha reconocido de forma cruda. “Ha habido casos en los que ex religiosas han tenido que prostituirse en la calle para poder sobrevivir”, señala Braz de Aviz. Una realidad que no se vive en África o Asia sino en la mismísima Roma, hasta el punto de que el Papa Francisco ordenó la creación de una casa de acogida para ex religiosas que viven en situación de indigencia, y ha instado a la investigación, caso por caso, para delimitar las responsabilidades civiles, y penales, de las congregaciones que las abandonaron a su suerte.

El centro, gestionado por las Misioneras Scalabrinas, pretende “acoger a algunas monjas enviadas por nosotros, o por las superioras, especialmente si son extranjeras”. Muchas de ellas fueron despojadas de sus pasaportes y, en los casos más extremos, tuvieron que salir a la calle para mantenerse.

“Un fenómeno hasta ahora oculto”
“Nos enfrentamos a personas heridas con las que tenemos que reconstruir la confianza; debemos cambiar la actitud de rechazo, la tentación de ignorar a estas personas, de decir ‘ya no es nuestro problema”, denuncia Braz de Aviz. “Hay casos muy duros –añade el cardenal– en los que las superioras conservan los documentos de las monjas que quieren salir del convento o que son enviadas lejos. Estas personas entraron en el convento como monjas y se encuentran en estas condiciones”. En cualquier caso, las declaraciones del prefecto parecen la punta de un iceberg del que empezará a saberse mucho más a partir de ahora. “Es un fenómeno que hasta ahora estaba oculto, pero que tendrá que salir a la luz”, concluye Braz de Aviz.

¿Y en nuestro país? En España, la Conferencia de Religiosos asume que “ha habido casos de abusos sexuales de formadores a novicias”, y de “abusos de poder” entre religiosas, especialmente en el caso de monjas que llegan de países lejanos, como India. Sin dar nombres ni datos específicos, sí reconocen que, en “algunos casos” se ha llegado a una suerte de explotación laboral de novicias que, al no soportarlo y solicitar salir del convento, no han podido hacerlo o han sido expulsadas sin sus papeles, lo que las convertía automáticamente en ilegales…

El único caso que, hasta el momento, ha saltado a la opinión pública sucedió hace cuatro años en un monasterio mercedario de Santiago de Compostela. Una exreligiosa denunció que varias de sus compañeras, todas procedentes de India, estaban retenidas en contra de su voluntad. Tras la investigación policial, dos de ellas manifestaron su voluntad de volver a la congregación, pero las otras tres optaron por no regresar.

El juzgado abrió diligencias por tres presuntos delitos: contra la integridad moral, detención ilegal y coacciones. En todos ellos el magistrado consideró que no hay indicios ni ninguna prueba que permita continuar con la instrucción del asunto.

Foto: EFE

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