
Códice Borgia, lámina 17, Tezcatlipoca.
Entre los grandes grupos de códices prehispánicos mesoamericanos ya hemos hablado de los tres principales del Grupo Mexica, entre los cuales se encuentran el Borbónico, el Boturini o Tira de la Peregrinación y la Matrícula de Tributos, en esta entrada hablaremos del códice que encabeza el Grupo Borgia y del cual toma ese nombre: el Códice Borgia. Las investigaciones han sido amplias, sin embargo, se puede afirmar que están todavía lejos de terminar. Se puede decir, eso sí, que una de las primeras noticias que se tuvo de él fue a finales del período colonial novohispano (S. XVIII), cuando es mencionado como parte de la colección del cardenal Stefano Borgia. Sobre cómo a Italia y a través de qué manos sigue siendo un misterio. Una vez que el cardenal falleció todos sus objetos pasaron a formar parte de la entonces Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe.
El 21 de abril de 1902, pasó del Fondo Borgia a la Biblioteca Apostólica Vaticana en Roma, donde se encuentra actualmente. Sobre su lugar exacto de origen no se sabe nada, pero algunos investigadores sostienen que podría ser entre alguna parte del sur de Puebla del noroeste de Oaxaca, especialmente por el estilo y colores de los glifos y los materiales con los que está hecho. Sobre esto último, el Códice Borgia se encuentra sobre una piel de venado curtida en forma de biombo que forma 39 secciones, cada una de las cuales mide aproximadamente 27 cm por 26.5 cm. Entre todas esas secciones destaca, por supuesto, la sección 3 que habla sobre los Señores de la Noche, la 11 y 12 que versan sobre los dioses de la lluvia de los cuatro rumbos, y la 18 sobre la Estrella de la Mañana, dedicada al tránsito de Venus.
Debido a ese contenido, los especialistas consideran que se trata de un tonalámatl o almanaque de los destinos, es decir, un libro adivinatorio y que se relaciona con actividades humanas, como prescripciones médicas o ciclos agrícolas. Los primeros estudios para intentar descifrar el códice se realizaron a finales del siglo XVIII, naturalmente sin éxito. No fue sino hasta la aparición de los estudios del antropólogo alemán Eduard Seler (1904 – 1909) cuando se sentaron las bases para entender los significados generales, mismo que se publicó en una edición facsimilar del Fondo de Cultura Económica en 1963, con los comentarios de Seler de principios del siglo XX.
Sobre la lámina 17 del códice, podemos decir que destaca la imagen de Tezcatlipoca, el “espejo humeante”, acompañado de dos deidades femeninas que aparecen en la parte superior, las cuales han sido identificadas como Chalchiuhtlicue “diosa del agua viva” y Xochiquétzal “diosa de las flores”. En tanto que Tezcatlipoca muestra los 20 signos de los días colocados tanto en su cuerpo como en sus atavíos. Sobre el Códice Borgia todavía quedan muchas investigaciones por realizar, pero una buena referencia si se desea conocer más son los artículos de la revista de divulgación científica Arqueología Mexicana.
Lic. Carlos A. Carrillo Galicia
Licenciado en Historia de México y estudiante de la Maestría en Historia, ambas en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Actualmente ocupa el cargo de instructor de Historia, Filosofía y Literatura en el Centro de Educación Continua y a Distancia (CECyD-UAEH), así como la presidencia de la Asociación de Historiadores Egresados de la UAEH.
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