Cuando los humanos éramos devorados por otras especies. Hubo una época, en que los humanos estábamos en la parte baja de la cadena alimenticia y servíamos de alimento para diversas especies de depredadores. Por extraño que parezca, logramos sobrevivir y multiplicarnos.
Aunque el Neandertal, quien tuvo una larga existencia de casi un millón de años y ya fabricaba herramientas rudimentarias, que le servían de defensa, la llamada industria lítica, existió una etapa previa en que nos movíamos entre los árboles, siendo predominantemente recolectores pero con un gran miedo y trauma por ser devorados.
Lucy, nuestra tatarabuela australopitecus de 3.2 millones de años, era de esta especie arborícola. De hecho, murió a la edad de 20 años de una caída de casi 12 metros de un árbol que se escondía de los peligros que representaba vivir en la intemperie donde la única seguridad al dormir era las alturas de las ramas.
En esa etapa, éramos susceptibles a ataques de depredadores, quienes no tenían problema en devorarnos como lo reconoce la arqueantropología, que sigue desentrañando esa parte de nuestro pasado.
El Tumaï, una especie de homínido de unos 7 millones de años, que se cree era uno de nuestros antepasados, según los historiadores, quienes han recuperado restos que sugieren que éramos cena de diversos depredadores, entre los que pudieron estar algunos dientes de sable.
