De acuerdo con los resultados de la investigación “Evaluación multinacional de indicadores de diversidad genética para el marco de Monitoreo Global de la Biodiversidad Kunming-Montreal”, es factible y necesario monitorear la diversidad genética a escala nacional y global utilizando datos de estudios genéticos o ecológicos.
El estudio publicado el pasado 2 de Julio en la revista Ecology Letters responde al acuerdo firmado en diciembre de 2022, por 196 países: en el Marco Mundial de Biodiversidad (MMB) Kunming-Montreal, para detener la pérdida de biodiversidad para 2030.
Personal de la CONABIO y de la SEMARNAT participaron en las negociaciones para el establecimiento y aprobación de este marco que establece las prioridades y la dirección para los próximos años en materia de biodiversidad. Entre las metas acordadas se encuentra un hito sin precedentes: conservar la diversidad genética y monitorear e informar su estado para todas las especies, no sólo para aquellas de valor socioeconómico y cultural.
Dos años después de las negociaciones en donde se incluyó la diversidad genética como parte de los acuerdos globales, durante la COP que se está celebrando en Cali, Colombia se presentaron los resultados de este estudio del primer intento de evaluar la diversidad genética a nivel nacional utilizando métricas rápidas, asequibles e inclusivas.
El estudio involucró equipos de investigación y profesionales de la conservación del mundo académico, de instituciones gubernamentales y organizaciones no gubernamentales de nueve países de todos los continentes: Australia, Bélgica, Colombia, Francia, Japón, México, Sudáfrica, Suecia y Estados Unidos. Por parte de México participaron investigadores de la CONABIO dirigidos por las Dras. Alicia Mastretta-Yanes y Jessica da Silva.
La diversidad genética ayuda a las especies y a los ecosistemas a adaptarse y sobrevivir, por ejemplo: animales que se recuperan de nuevas enfermedades, cultivos resistentes a las sequías, bosques que toleran la contaminación de las ciudades… la diversidad genética puede ayudar en estas situaciones, y ha sido clave para el desarrollo de la humanidad.
Para monitorear la diversidad genética mediante la aplicación de dos indicadores: el indicador de cabecera (obligatorio de reportar) monitorea si las poblaciones son lo suficientemente grandes como para sostener la diversidad genética, y el indicador complementario (opcional) monitorea si las poblaciones (y por lo tanto la diversidad genética dentro de ellas) se mantienen. Curiosamente, al centrarse en el tamaño de la población y la existencia de poblaciones, estos indicadores proporcionan un “atajo” al monitoreo basado en el ADN: no necesariamente requieren laboratorios y secuenciación de ADN, sino que utilizan datos del número de individuos. Esto los hace accesibles a una amplia gama de países con distintos recursos.
En total, se analizaron los indicadores de diversidad genética en 919 especies, y más de 5,000 poblaciones dentro de ellas. Los hallazgos fueron reveladores: si bien la mayoría de las especies mantienen la mayor parte de sus poblaciones, el 58% de las especies tienen poblaciones que son demasiado pequeñas para mantener su diversidad genética en futuras generaciones. Además, los resultados indican que evaluaciones de conservación a nivel de especie, como la Lista Roja de especies en riesgo de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, no representa adecuadamente el estado de conservación de la diversidad genética, lo que destaca la importancia crítica de monitorear la diversidad genética.
Al desarrollar conjuntamente directrices y métodos compartidos útiles para las diferentes condiciones de cada país, esta investigación demostró que los indicadores pueden estimarse utilizando diversas fuentes de datos, especies y los diferentes contextos socioeconómicos de cada región. Esta experiencia puede servir como un punto de arranque que permita a los países utilizar los datos más relevantes y accesibles según su situación, como un esfuerzo global para monitorear y preservar la naturaleza de nuestro planeta y su capacidad para adaptarse al cambio climático.