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Día de muertos 2023: Origen y significado

El Día de Muertos es una tradición mexicana de origen prehispánico. Los días de fiesta principales son el 1 y 2 de noviembre. Sin embargo, últimamente los preparativos inician muchas semanas antes y es que la belleza y complejidad de esta celebración ha atraído la atención de todo el mundo.
En muchos lugares, la muerte está ligada a lo malo y a la tristeza, sin embargo, en México se celebra, en honor a todos los los ya no están con nosotros en un plano terrenal.
La UNESCO la nombró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2008. Esta vez, te compartimos un poco de la historia de cómo surgió esta tradición y cómo se celebra todos los años.
Origen del Día de los Muertos
Esta celebración es originaria de la época prehispánica. En ese periodo, muchas etnias mesoamericanas rendían culto a la muerte.
Entre ellas estaba la mexica cuyos dioses encargados de definir el destino de las ánimas eran Mictecacíhuatl y Mictlantecuhtli. Ambos eran señores del Mictlán o “lugar de los muertos”. Sin embargo, para llegar aquí, las almas debían lidiar y sortear una serie de obstáculos para poder conseguir el descanso eterno.
De acuerdo con el Códice Florentino, el Mictlán estaba dividido de acuerdo con la manera de morir. Por ejemplo, a la Tonatiuh Ichan –casa del sol– entraban aquellos guerreros que habían muerto en el campo de batalla. Otro sitio era el Cincalco, casa del dios Tonacatecutli. A este iban quienes murieron siendo infantes pues al ser tan jóvenes se les consideraba inocentes.
Una fiesta llena de tradición
Para que las almas iniciaran el trayecto, los vivos se encargaban de acompañarlos en la distancia por medio de un ritual. Este iniciaba con la muerte de algún ser cercano. El deceso se anunciaba con gritos y llantos emitidos por las mujeres ancianas de la comunidad. Después se amortajaba al difunto junto con todos sus objetos personales. Posteriormente, el cuerpo era simbólicamente alimentado con los manjares más exquisitos.
Después de cuatro días, el cuerpo era llevado a enterrar o cremar. A partir de ese momento, el alma emprendía el difícil trayecto. Luego, cada año durante cuatro años, se realizaban ostentosas ceremonias en el lugar donde se encontraban las cenizas o el cuerpo del difunto. Este complejo ritual no solo ayudaba a que las almas descansaran sino también a facilitar el proceso de duelo de los familiares.
Con la llegada de los españoles, este ritual sufrió un proceso de aculturación. La fiesta del dios del inframundo se unió junto con la celebración de los difuntos y se reinventó el proceso hasta ser concebido como lo conocemos ahora.
Cabe señalar que algunos de los elementos que destacan en este día son las ofrendas llenas de flores y comida, así como de calaveritas.