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Dirigencia excepcional de Francisco I. Madero posibilitó derrocar a Porfirio Díaz

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El presidente Andrés Manuel López Obrador destacó la dirigencia excepcional e ideales democráticos de Francisco I. Madero (1873-1913), lo que permitió la redacción del Plan de San Luis Potosí, el manifiesto que convocó al pueblo a tomar las armas a fin de derrocar la dictadura de 34 años de Porfirio Díaz.

En ‘¡Gracias!’, el jefe del Ejecutivo sostiene que el gobierno de Díaz no estaba para procurar la justicia, sino para facilitar que los hombres de negocios hicieran riquezas incluso a partir de prácticas ilegales, como la corrupción.

“Por eso cuando hablamos de neoliberalismo, sostenemos que lo más apegado a nuestra realidad es llamarla neoporfirismo, no es nada nuevo, fue lo que se aplicó; la política económica que impusieron desde 1983 hasta 2018 llamada neoliberal es exactamente lo mismo, es una calca de la que se aplicó en los 34 años del Porfiriato”, abundó.

En la segunda clase de la vida de Madero, el mandatario relató que el plan redactado en San Antonio, Texas, y promulgado el 5 de octubre de 1910, postulaba que «México está gobernado por una tiranía que ha pretendido justificarse a sí misma con los beneficios de la paz y de la prosperidad material, pero esa paz no descansa en el derecho, sino en la fuerza, y esa prosperidad solo beneficia a una minoría, no al pueblo ni a la nación».

El Apóstol de la Democracia, cuenta el mandatario, designó el domingo 20 de noviembre de 1910 para que todas las poblaciones de la República, de las seis de la tarde en adelante, se levantaran en armas.

A consecuencia de las condiciones de opresión en casi todo el país comenzaron los preparativos de varios grupos, vinculados al magonismo y al maderismo, cuyo objetivo era formar parte de la Revolución Mexicana, la primera revolución social del siglo XX, enfocada en la libertad del pueblo.

La dictadura persiguió y encarceló a los líderes del movimiento antirreeleccionista. Previo a la Revolución se desató la represión en contra del pueblo, se calcula que hubo entre 5 mil y 60 mil detenidos en las prisiones de todo el país.

En conferencia de prensa matutina puntualizó que la crisis al interior del régimen era notoria y patética al estar dedicado a los ostentosos festejos por el centenario de la Independencia, a las recepciones de las misiones extranjeras, desfiles, banquetes y bailes de exhibición de modas y alhajas. En tanto, el pueblo de la clase baja y media estaba atento e interesado en la convocatoria para participar en la lucha.

“Siempre los de arriba, los de la élite, se sienten muy informados, pero están completamente desprendidos de la realidad, de lo que se dice en la calle, porque ya lo hemos dicho muchas veces, desprecian al pueblo. (…) Son como dos mundos, el de los de arriba, la élite, y el del pueblo raso”, mencionó durante la cápsula de historia.

“Ya había un ambiente en contra de todo lo que tenía que ver con el régimen. (…) Desde luego, más rechazo al régimen porfirista de los peones acasillados porque había esclavitud, pero ya era general, sin embargo, la élite estaba quitada de la pena”, agregó.

El 14 de febrero de 1911, Madero regresa a México por Chihuahua; se pone al frente de los revolucionarios y luego de fracasar en Casas Grandes, monta el cerco para la toma de Ciudad Juárez, batalla decisiva en la que triunfó con el apoyo militar de Pascual Orozco y Francisco Villa.

“Ahí se celebran los acuerdos de Ciudad Juárez y ahí se logra que renuncie Porfirio Díaz, que salga del país e inicia una historia nueva”, precisó.

Porfirio Díaz y su familia abandonaron México el 31 de mayo de 1911 en el barco alemán Ipiranga con destino a Francia. Por su parte, Madero ingresó a la capital del país el 7 de junio de 1911, en medio de algarabía; en agosto fundó el Partido Constitucional Progresista, del que fue candidato a la presidencia, y ganó en octubre de ese año convirtiéndose en el presidente con mayor vocación democrática.

El presidente López Obrador adelantó que mañana concluirá la tercera parte de la vida y obra de Francisco I. Madero, en la que narrará las complicaciones de desmontar el régimen y la estructura de poder porfirista. La principal enseñanza del movimiento maderista, dijo, es la importancia de aliarse con el pueblo.

“Si se hubiese aliado con los zapatistas, hubiese resistido el embate de los conservadores de la élite, de los militares pretorianos, que fueron los que lo traicionaron y lo asesinaron, pero se quedó sin base social. ¿Cuál es la lección que nos dejó? Que para transformar hay que apoyarse en el pueblo. ‘Con el pueblo, todo; sin el pueblo, nada’ y lo que decía Ricardo Flores Magón, ‘sólo el pueblo puede salvar al pueblo’”, sostuvo.

El mandatario reafirmó que las cápsulas de historia ayudan a conocer a los héroes nacionales en defensa de la libertad, justicia, democracia y soberanía a partir de ideales y principios.

“Necesitamos recurrir a nuestra historia, que tiene muchas enseñanzas. Quisieran también que nos olvidáramos de que los mexicanos dirigidos por Madero, inspirados en los ideales de los Flores Magón, con el valor de Villa y de Zapata, con la congruencia de Lázaro Cárdenas, impulsaron la Revolución Mexicana, la primera revolución social del siglo XX y, gracias también a eso, se aprobó la Constitución de 1917, la más avanzada en el mundo en cuanto a justicia social”, afirmó.