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El miedo al Infierno de los creyentes

César Peña
Pachuca, 2 de febrero.- El infierno, ese lugar lleno de fuego al que se llega después de morir por malos actos en la tierra de acuerdo al cristianismo y otros cultos, ha sido por siglos, uno de los peores temores en vida con el que viven millones de personas. El miedo al infierno de los creyentes.
Sin importar que el Papa Francisco haya dicho que el infierno “no es un lugar, sino una condición”, la condena fue lanzada desde la propia Biblia y por los primeros padres de la Iglesia, quienes amenazaron una y otra vez a quienes desobedecieran los dictados de Yahvé.
En Mateo 25-41 se puede leer que “entonces dirá los de la izquierda, apártense de mi malditos, al fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles. E irán estos a un castigo eterno y los justos a una vida eterna”.
El Concilio de Lyon, el de Florencia, lo mismo que Inocencio III, lanzaron fuertes consignas contra los infieles, que llegarían a ese lugar lleno de fuego que los consumiría eternamente. Posteriormente, hasta Juan XXII, habló del mismo lugar al que según él, irían hasta los niños que murieran por el sólo hecho de portar el “pecado original”.
“Lo que el cristianismo ha enseñado durante dos mil años, de una manera constante y firme y casi sin contradicciones internas, acerca del lugar designado para los que no alcanzan la salvación, es algo como para ponerle los pelos de punta a un calvo”, sostiene Salvador Freixedo. (1962. Edit Posada)
La versión del infierno lleno de fuego fue alentada, según diversos investigadores del tema, por la Divina Comedia de Dante Alighieri, quien creó todo tipo de torturas eternas contra los desobedientes, de la mano de Virgilio.
La psicóloga Jill Mytton, sostiene que para los niños, las imágenes del infierno no tienen un sentido metafórico, sino que les inspira un terror real”. Ese miedo, muchas veces sigue presente en la mente de los adultos cristianos, cuyos actos de bondad son guiados por ese temor y no por ser buenas personas.
Aunque también el infierno existe en otras culturas como el avernum de los romanos, el báratro o el tártaro y hades de los griegos o el seol de los hebreos, no tiene ni el mismo significado ni castigos que el del cristianismo.
La diferencia entre el Infierno cristiano y el de otras culturas, es que del infierno cristiano nunca se sale, es eterno, de ahí el terror que causa en los creyentes pues asumen que si llegan a faltar a alguno de los mandamientos, estarán ardiendo a todas horas para siempre.
Sam Harris, un crítico de la religión, llamado uno de los jinetes de apocalipsis, sostiene con total certeza que “no hay una sola evidencia de que el infierno exista (…) es una fantasía como el cielo” y otros dogmas de los creyentes.
“Cuando uno piensa fríamente en esta doctrina llega a la conclusión de que, una de dos: o es obra de un fanático descerebrado o es obra de un demente total”, considera Salvador Freixedo en su libro El Cristianismo, un mito más.
Contrariando la afirmación del Pontífice Francisco de la inexistencia del infierno, páginas católicas como Catholi.net, sigue insistiendo en que el infierno es real http://es.catholic.net/op/articulos/7601/existe-realmente-el-infierno.html y ahí llegarán, sin duda, los que se porten mal en este mundo y estén enemistados con Dios.