Opinión
Feria Infantil y Juvenil del Libro

El domingo 28 de septiembre de 2025, concluyó la 25ª Feria Infantil y Juvenil del Libro del Estado de Hidalgo. Dicha Feria, dedicada a ser un espacio en el que se puedan dar cita los ciudadanos de la capital del estado de Hidalgo, y acercarse a la oferta cultural que se presente año con año desde el 2000. Este año, el evento estuvo concentrado en el Centro Cultural del Ferrocarril, en el que hubo teatro, exposiciones, presentaciones editoriales, lecturas de poesía, venta de libros, entre muchas otras actividades que el Gobierno del Estado de Hidalgo, independientemente de su filiación política, ha tratado de llevar a cabo año con año para beneficio de sus habitantes, y esto es, mención aparte, digno de reconocer.
Si bien en esta edición la Feria extenderá sus actividades en diferentes municipios del Estado, hasta el día 9 de octubre del presente año, para la capital terminó el día 28 de septiembre, domingo en el que tuve la enorme oportunidad de que los organizadores del evento tuvieran a bien colocar mi intervención como clausura de la 25ª edición. Mi ponencia, más que una charla, fue titulada como “Cronología sobre las leyes de patrimonio cultural en México”, se prolongó alrededor de una hora. Mi intención con esta breve exposición estaba concentrada en señalar los puntos clave de una extensa cronología de hechos que han dado forma a la idea de patrimonio cultural y a su implementación en distintos ámbitos de este país, como los vestigios arqueológicos y los documentos, entre otros.
Dividí la presentación en siete secciones. En la primera sección, y a manera de introducción, de forma muy breve ofrecí una explicación del concepto actual de Patrimonio Cultural elaborado por la UNESCO, así como algunos comentarios sobre la importancia de lo que consideramos herencia. En la segunda sección, presenté de forma muy panorámica el caso de la exploración científica y el coleccionismo en la Nueva España, de cómo los hallazgos como los de la Piedra del Sol y la Coatlicue en lo que hoy es la Plaza de la Constitución, provocaron el interés de diversos estudiosos por las antigüedades del Nuevo Mundo. En la tercera sección, expliqué cómo es que, durante la primera mitad del siglo XIX, cuando el México independiente todavía estaba en construcción, tanto el bando liberal como los conservadores, en su mayoría, estuvieron de acuerdo en proteger toda la herencia de vestigios, documentos y objetos antiguos que el período novohispano les había dejado.
En la cuarta sección, trate el tema de la protección de los objetos y vestigios antiguos desde varios frentes y en medio de la disputa por nación que se inició de forma bélica en la Guerra de Reforma, pasó por el Segundo Imperio Mexicano y la República Restaurada, hasta el Porfiriato y la Revolución Mexicana. Consideró que distintos gobiernos desde muy distintas ideologías quisieron poner a resguardo lo que consideraban el valioso pasado de México, creando leyes para evitar su robo o su venta. En la quinta y la sexta sección me referí al tema del Patrimonio Cultural y su íntima relación con la profesionalización de diferentes ramas de las ciencias sociales y humanidades, como la historia, la arqueología o la antropología, y la construcción de distintas instituciones especializadas en ello, como El Colegio de México y el INAH, que a su vez generó la ENAH, el ENCRyM, o la ENBA emanada del Politécnico.
Finalicé la presentación con un pequeño conjunto de conclusiones. Por un lado, en que la perspectiva positivista de las ciencias permeó en las ideologías políticas que habitaban en México, dando como resultado que detrás de su enfrentamiento, la mayoría trataron de proteger el pasado material. De otro lado, en que la protección de lo que hoy se puede considerar Patrimonio Cultural, que sobre todo se encuentra ligado a las leyes elaboradas entre los años 1970 y 1980, así como sus sucesivas modificaciones, solo pueden ser aplicadas por personas capacitadas tanto en el ámbito legal como en el técnico en conjunto. Es decir, no se puede proteger el Patrimonio Cultural sin los profesionales adecuados en diversos sectores del gobierno y la sociedad. Sobre esto último, destaqué la importancia de que la sociedad se organice cada vez mejor en torno a temas concretos, y busque desde sus propios recursos o bien, organizándose ante la ley, las mejores formas para proteger su Patrimonio Cultural. En ese sentido, si bien el actuar del Estado y el gobierno son indispensables, existe, en efecto, la posibilidad de acompañar esas decisiones.
Finalmente, y ante la pregunta de ¿Por qué proteger el patrimonio cultural? Respondí con un argumento que la Dra. Alejandra Moreno Toscano escribió en la nueva edición de “Historia ¿Para Qué?”, en la cual concluye diciendo que: una sociedad es lo que recuerda de sí misma.
Quiero agradecer la invitación para participar en la 25ª Feria Infantil y Juvenil del Libro del Estado de Hidalgo al Mtro. Samuel Juárez Romero, titular de la Dirección de Patrimonio Cultural dependiente de la Secretaria de Cultura del Estado de Hidalgo, y desde luego, a la Mtra. Neyda Naranjo por estar presente en la clausura de esta Feria.
Lic. Carlos A. Carrillo Galicia
Licenciado en Historia de México y estudiante de la Maestría en Historia, ambas en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Actualmente ocupa el cargo de instructor de Historia, Filosofía y Literatura en el Centro de Educación Continua y a Distancia (CECyD-UAEH), así como la presidencia de la Asociación de Historiadores Egresados de la UAEH.
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