Este miércoles 30 de agosto, Idalia alcanzó la costa oeste de Florida como un huracán de categoría 3 y posteriormente se degradó a nivel 1, en una escala de 5.
El fenómeno climático generó graves incidentes, a pesar de que fue bajando su potencia de forma paulatina. Las autoridades informaron que al menos dos personas murieron en accidentes de tránsito, relacionados con las intensas lluvias y fuertes vientos que causó Idalia.
El Servicio Meteorológico Nacional en Tallahassee señaló que se trató de un acontecimiento “sin precedentes”, ya que ningún huracán importante había pasado por la bahía de Florida.
Precauciones ante la llegada de Idalia
Las alarmas por el arribo de Idalia estaban encendidas, luego de que el gobernador del estado Ron DeSantis declaró el estado de emergencia en 46 condados y urgió a las evacuaciones de miles de personas.
Los habitantes de las zonas costeras fueron retirados de sus hogares con anticipación para evitar que se registraran víctimas ante la fuerza del huracán, que tocó tierra en la región de Big Bend.
Alrededor de 200.000 usuarios se quedaron rápidamente sin electricidad por los árboles que fueron arrastrados, en medio de vientos de 205 kilómetros por hora y tumbaron las líneas. Entretanto, el agua colmó las calles, generando inundaciones y sobrepasando el nivel de tejados.
El departamento de bomberos advirtió que había escombros en la carretera y que las calles del centro de la ciudad estaban colmadas de agua. Las inundaciones se extendieron a través de los 320 kilómetros que hay desde Tampa hasta Tallahassee.
Las autoridades de ambas localidades instaron a los ciudadanos que desobedecieron los llamados de evacuación a permanecer en su lugar y se refugien. Además, solicitaron que eviten el consumo de agua, debido a que el sistema pluvial quedó colapsado.
“No se equivoquen, este huracán dejó su huella. La realidad es que aún no hemos terminado de lidiar con las consecuencias de esta gran tormenta”, aseguró Ben Weich, alcalde de la localidad de San Petersburgo
