Hidalgo
Indígenas indigentes deambulan por calles de Huejutla
Cae la noche en la cabecera municipal de Huejutla. Camino de momento sin rumbo por avenidas principales. Me doy cuenta que estoy avanzando sobre la carretera federal México – Tampico, donde un bullicio de voces, sobre todo estudiantes, me recuerdan que este municipio ya no es el municipio rural que conocí hace varias décadas atrás.
Avanzo sobre un puente, donde me encuentro a un primer indigente, que con inconfundibles rasgos indígenas, está acostado en un recoveco de una construcción sin poder creer que metros atrás están innumerables tiendas comerciales y toda la modernidad que se ha apoderado del corazón de la huasteca.
Pero al mismo tiempo recuerdo la injusticia, la desigualdad, el clasisimo y racismo que golpea a los pueblos originarios, que ocupan el último lugar en la escala social, en las políticas públicas y sólo el primero en la interseccionalidad y lo que conlleva.
No camino más que unos 400 metros para encontrarme bajo un puente a dos indígenas más que preparaban su cama de cartones y cobijas viejas, para pernoctar, como todas las noches, en ese lugar.
Uno de ellos le dice al otro Pepe, es lo único que se le entiende pues habla náhuatl y una que otra palabra de español. Me retiro un poco para no incomodarlos y sacan lo que será su cena: unos mendrugos de pan que al parecer es lo único que se llevarán al estómago.
Mi recorrido sigue rumbo al centro, donde hace poco se festinaba el Xantolo y quedan las evidencias de ello con las luces neón y los majestuosos adornos que han hecho de Huejutla una capital indígena del Día de Muertos.
A menos de cuatro cuadras del famoso Reloj, otro indígena con calidad de indigente, mirada distraída y algo perdida y sobre todo, con mucho cansancio en el rostro, descansa en la entrada de una casa que se ve que no es la suya.
Algunos de ellos son adictos al alcohol y las drogas y según las autoridades, están expuestos a todo tipo de riesgos y hasta a morir por el frío como ha pasado en el 2021 y 2022.
Otros se ve que tienen problemas mentales y hasta alguna discapacidad.
Sin embargo, aunque Protección Civil de Huejutla sostiene que son pocos los indigentes en el municipio, la gran mayoría están ahí, a la vista de todos, conformándose apenas con una moneda para sobrevivir, la caridad y la escasa atención gubernamental.