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Irán: La guerra con Israel expone la fragilidad de su frente interno

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La guerra con Israel es una prueba decisiva para Irán. El régimen muestra fragilidad interna: economía debilitada, divisiones sociales, liderazgo limitado y brechas de seguridad. El conflicto externo las expone. ¿Restaurará su legitimidad o acelerará su erosión?

Mientras los dirigentes iraníes intentan explotar el enfrentamiento para reforzar su retórica nacionalista y aferrarse al poder, los hechos sobre el terreno demuestran que esta guerra es un arma de doble filo: por un lado, tiene el potencial de movilización popular y, por otro, revela la fragilidad interna del régimen. ¿Será la guerra una oportunidad para que el régimen recupere la iniciativa y debilite a sus oponentes, o sucederá lo contrario?

Cohesión del régimen a pesar de la feroz oposición

El régimen iraní siempre ha estado rodeado de desafíos internos, pero se ha enfrentado a su prueba más dura en los últimos años tras el asesinato de la joven Mahsa Amini en septiembre de 2022, mientras estaba bajo custodia de la «policía de la moralidad». El incidente provocó una de las mayores oleadas de protestas desde la Revolución Islámica de 1979, que incluyó a amplios segmentos sociales, como mujeres, estudiantes y sindicalistas, y se extendió a varias provincias iraníes, incluidas zonas minoritarias.

A pesar de la severa represión con la que las autoridades se enfrentaron a estas protestas, que dejaron cientos de muertos y miles de detenidos, según organizaciones internacionales de derechos humanos, el régimen demostró, aunque temporalmente, su capacidad para contener la explosión, aprovechando la fragmentación de la oposición y su incapacidad para formar una alternativa política coherente.

El presidente Pazhkashian: Un perfil inesperado

La elección de Masoud Pazhkashian como presidente en junio de 2025 fue una relativa sorpresa en el panorama político iraní, ya que no pertenece al estrecho círculo de conservadores leales al Líder Supremo. El médico reformista de ascendencia azerí-kurda, conocido por sus posturas críticas durante su mandato como diputado, se presentó como una opción destinada a absorber parte de la ira popular, o al menos a ofrecer una fachada más flexible tanto a nivel interno como externo, sin comprometer el núcleo de poder en manos de la Guardia Revolucionaria y la Oficina del Líder.

Sin embargo, el margen de maniobra de Pazhkashian sigue siendo limitado dada la compleja estructura de poder, en la que instituciones no elegidas, especialmente el Consejo de Guardianes y la Guardia Revolucionaria, controlan los resortes reales del Estado.

Problemas económicos: Las sanciones y el bloqueo golpean la calle

Las sanciones occidentales, especialmente las estadounidenses, han ejercido una gran presión sobre la economía iraní desde que Washington se retiró del acuerdo nuclear en 2018. Los iraníes sufren altas tasas de desempleo e inflación, el desplome del valor de la moneda local y el deterioro de los servicios sanitarios y educativos, sobre todo en las regiones marginadas.

El control del CGRI en un país multiétnico

El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) desempeña un papel central en la vida política, económica y militar del país, pero también se ha convertido en una herramienta clave de represión del régimen para el control interno, especialmente en las zonas de mayoría kurda o baluchi, que son escenario de continuas tensiones.

Organizaciones internacionales de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han criticado los métodos utilizados por el CGRI para reprimir las protestas, citando el uso de munición real, torturas y detenciones arbitrarias. Esto ocurre en un país que ya sufre profundas divisiones sociales y étnicas, lo que amenaza su unidad interna ante cualquier posible vacío político.

Identidad nacional: Un escudo interno contra la escalada exterior

Paralelamente a la presión interna y a los crecientes desafíos de seguridad, el régimen iraní apuesta por la movilización popular basada en la idea de una identidad nacional innegociable. Esta tendencia se considera uno de los pilares de la firmeza del país frente a la guerra actual y las presiones internacionales.

Esto se puso claramente de manifiesto en la declaración emitida por el Consejo de Discernimiento Expeditivo, que se centró en el principio de que «cualquier percepción de que el pueblo iraní se rinda o acepte una paz impuesta es una ilusión y una fantasía«. La declaración también hacía hincapié en que el pueblo iraní «seguirá defendiendo sus creencias y su identidad nacional bajo el liderazgo del Líder Supremo»

El Consejo consideró las declaraciones del presidente estadounidense como un ejemplo de una reiterada incomprensión de la fortaleza interna de Irán. Añadió que «el presidente estadounidense no comprendió la solidez del pueblo iraní ni el estatus de la autoridad religiosa», y concluyó que el discurso de Trump carecía de «racionalidad y visión de futuro»

Este lenguaje de confrontación forma parte de una estrategia ideológica que busca convertir las amenazas externas en palanca de cohesión interna, especialmente ante la amplia diversidad nacional y étnica que supone un desafío permanente a la centralización del poder en Teherán.

Continuas brechas de seguridad a pesar de la guerra

A pesar de la concentración del régimen en el frente exterior, el interior de Irán ha sido escenario de notables incidentes de seguridad en las últimas semanas. Las autoridades anunciaron el desmantelamiento de redes de «agentes» de Israel y Estados Unidos, incluidos grupos que operaban en Teherán, Shiraz e Ispahán, según los medios estatales iraníes.

Curiosamente, estas infracciones se han producido a pesar del «estado de excepción no declarado» impuesto en el país desde el comienzo de la guerra. Esto plantea serias dudas sobre la capacidad de los servicios de seguridad para controlar la seguridad interna y el alcance de la penetración de la inteligencia israelí, especialmente tras el asesinato de figuras de alto rango dentro de Irán en los últimos años.

La guerra en curso con Israel no es solo una confrontación militar externa, sino una profunda prueba interna para el régimen iraní en un momento crítico de su historia. Mientras el régimen intenta proyectar una imagen de firmeza y unidad, desafíos internos como las crisis económicas, las divisiones sociales y las brechas de seguridad amenazan su cohesión desde dentro. ¿Será la guerra una herramienta para restaurar la legitimidad o el principio de su erosión?

Fuente:es.euronews.com

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