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Hidalgo

Jesús Hernández de Zempoala: tres años de corrupción, autoritarismo, represión e impunidad

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Tercer año de corrupción y represión en Zempoala

Jesús Hernández de Zempoala: tres años de corrupción, autoritarismo, represión e impunidad. El presidente municipal de Zempoala, J. Jesús Hernández Juárez cumplió su tercer año en el poder que ha ejercido de forma despótica, autoritaria, represiva con la sociedad y sobre todo con mucha corrupción que se le desborda por todos lados.

A un año de que abandonen el cargo estos funcionarios que llegaron como priístas y ahora se llaman llamar «Grupo Plural Independiente» las cosas siguen igual; se ha generado una crisis de derechos humanos y de seguridad como nunca ha existido en el municipio; los funcionarios han hecho de la alcaldía un bar, agarrando las oficinas para consumir bebidas embriagantes a la hora que sea, son prepotentes, se involucran en todo tipo de escándalos, golpean a sus ex parejas dentro de las mismas oficinas del ayuntamiento y no pasa nada.

El director de la Juventud, Daniel Castillo, un funcionarillo patético de esta administración golpeó a su ex compañera en plenas oficinas del «Hormiguero» donde se realizaba una bacanal frente a los menores que asisten al lugar. El asunto se hizo público, lo retomó la prensa, lo denunció el colectivo feminista El Clóset de Sor Juana y nunca pasó nada pese a que llegó a oídos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH).

Pero esa es la ética que les ha fomentado el propio edil, que ataviado de cinismo, sufre un problema patolólogico de alcoholismo que no puede ocultar y que se atenua de vez en vez cuando «jura» pero a las pocas semanas lo olvida y se la vive perdido en el alcohol como cualquier borrachín sin oficio ni beneficio, faltando hasta a sus obligaciones como sucedió con las clausuras de las escuelas, a las que faltó a algunas por su adicción.

El escándalo de la Privada Santa Fe del Fraccionamiento Juan C. Doria el pasado 4 de diciembre fue sólo uno más de los innumerables que se han contabilizado en estos tres años, en que no sólo un elemento policiaco fue el centro de atención por intentar allanar un hogar, sino el mismo alcalde que ebrio gritaba «el derecho es derecho» lo mismo que la borrachera en el C2 captada en video y que fue viralizada en redes sociales a las cuales ya se han acostumbrado los vecinos de Zempoala.

Pero la corrupción es la moneda de cambio de esta administración la cual no se puede esconder; el edil y funcionarios se dan una vida de reyes y construyen casas, departamentos, compran terrenos y autos a los ojos de todo el pueblo y para colmo se niegan a declarar sus bienes en sus Declaraciones Patrimoniales, haciendo más fuerte el tufo de corrupción.

Existe, de acuerdo a las investigaciones que realiza la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo (ASEH), gastos no comprobados en innumerables partidas, sobre todo las vinculadas a la obra pública, amén de la detección de doble contabilidad y «pellizcos» a todas las partidas, negocios dentro del ayuntamiento del edil y funcionarios, prestanombres, desvío de recursos y privilegios como disponer de gasolina, mantenimiento y refacciones para los autos del edil y su primer círculo de funcionarios que apaciguan sus conciencias yendo a barrer a los fraccionamientos y colonias de Zempoala.

Los regidores de oposición han denunciado el ocultamiento de información ante el Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo (TEEH), quien resolvió en su favor y sin embargo, Hernández Juárez les sigue entregando sólo paja y esconde el soporte documental como facturas, recibos y cheques, donde realmente está el manejo oscuro del dinero público.

El munícipe ha intentado callar a la prensa con represión; intentando bajar las páginas de medios como A fondo, desatando campañas de linchamiento con bots, impidiendo que la gente opine en la propia página del ayuntamiento y mandando a apedrear las casas de comunicadores incómodos.

A la izquierda del municipio ha ordenado que ni siquiera pase el camión de recolección a sus casas y ha atentado contra los autos de los propios regidores de oposición, siendo un gobierno fascista y represor en toda la extensión de la palabra, al margen de la omisión en diversos temas como las inundaciones en Fraccionamientos, que jamás ha querido destinar recursos al Atlas de Riesgos, y si, para fiestas que considera prioritarias.

Contrario a este talante autoritario, el edil gusta de los reflectores y los aplausos, manteniendo a sus ejército de focas aplaudidoras compuesto de funcionarios de todos los niveles, que solapan cada acción del presidente municipal, muchos de los cuales podrían pisar la cárcel con él el próximo Gobierno, cuando Morena, quien se perfila para llevarse la alcaldía, interponga las debidas denuncias por el saqueo que actualmente se realiza.

Los turistas y vecinos de Zempoala han denunciado la imparable extorsión que sufren de parte de la Policía Municipal, que está hundida en este flagelo, llegando a casos realmente exorbitantes, tanto, que la gente ya no quiere regresar al municipio.