En las ciudades liberadas de Siria, la gente asaltó las cárceles, liberando a los detenidos o buscando de forma desesperada a sus seres queridos, que permanecen desaparecidos.
El pasado fin de semana, los rebeldes sirios derrocaron al régimen de Bashar al-Assad, poniendo fin a 53 años de gobierno de la familia Al-Assad.
Los informes sugieren que el derrocado presidente sirio huyó el domingo a Rusia, donde su homólogo, Vladímir Putin le concedió asilo personalmente.
Durante la liberación de Damasco, los esfuerzos de los rebeldes se centraron no solamente en la propia ciudad, sino también en la prisión de Saidnaya.
La prisión, también conocida como el «matadero humano», era un símbolo de las detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos del régimen de Bashar al-Assad.
Según Amnistía Internacional, hasta 13.000 personas fueron ahorcadas en la prisión de Saidnaya entre el inicio de la guerra civil siria, en 2011, y 2015.
En el informe publicado en 2017 se afirmaba que miles de personas fueron ejecutadas mediante ahorcamientos masivos.
Muchos presos murieron tras ser torturados de manera repetida y privados sistemáticamente de alimentos, agua, medicamentos y atención médica.
Al parecer, los cadáveres de los asesinados en Saidnaya fueron enterrados en fosas comunes. La organización también calcula que hasta 20.000 personas fueron encarceladas tras juicios arbitrarios convertidos en una farsa.
La agencia de noticias turca Anadolu publicó imágenes que mostraban cadáveres amortajados.
Así como numerosas prendas de vestir y zapatos pertenecientes a presos, abandonados en el sótano de la prisión.
No se han encontrado centros secretos de detención subterráneos
Tras la liberación de la prisión, empezaron a circular por las redes sociales vídeos en los que se veía a personas rompiendo puertas y celdas.
Según los medios de comunicación, la prisión fue asaltada el lunes después de que se extendiera el rumor de que miles de personas seguían recluidas en los niveles subterráneos más profundos del centro, conocidos como la «sección roja».
Sin embargo, la Defensa Civil Siria, también conocida como los ‘Cascos Blancos’, ha confirmado en un comunicado que ya ha concluido la búsqueda de los presos que pudieran quedar en celdas secretas o sótanos desconocidos de la prisión de Saidnaya.
«A pesar de los grandes esfuerzos realizados por cinco equipos, dos unidades K9 e inspecciones minuciosas de todas las instalaciones, no se ha encontrado ninguna zona oculta«, han confirmado fuentes de la organización. La prisión, que en su día albergó a miles de personas bajo el régimen de Al-Assad, sigue siendo un foco de preocupación para las familias de los desaparecidos, que temían que algunos detenidos siguieran recluidos en secciones selladas, de difícil acceso.
La Asociación de Detenidos y Desaparecidos en la Prisión de Saidnaya (ADMSP) también confirmó el lunes en la red social X, antes conocida como Twitter, que no había celdas subterráneas en la prisión. «La ADMSP confirma la liberación del último recluso de la prisión de Saidnaya ayer, 8 de diciembre de 2024, a las 11:00, hora de Damasco. Las afirmaciones de que existen celdas subterráneas son falsas, y algunas de las informaciones aparecidas en los medios de comunicación son inexactas», señaló el lunes la organización.
Hallado el cadáver del activista Mazen al-Hamada
Según varios informes, el cadáver del activista sirio Mazen al-Hamada fue hallado en la morgue del hospital de Harasta, vinculado a la prisión. Un medio de comunicación británico informó de que el lunes, varias imágenes y vídeos mostraban cadáveres envueltos en sudarios blancos manchados de sangre, apilados en una cámara frigorífica del hospital. Al parecer, muchos de los cadáveres presentaban heridas y contusiones en la cara y en la parte superior del cuerpo. Supuestamente, el cuerpo del activista también presentaba signos visibles de tortura y golpes. Su muerte ha provocado una oleada de condolencias de activistas y políticos en las redes sociales.
Al-Hamada era un activista sirio que participó en protestas en favor de la democracia al comienzo de la guerra civil en 2011. Fue detenido en múltiples ocasiones por las fuerzas del régimen de Al-Assad. Tras sufrir graves torturas y abusos sexuales durante su detención, fue finalmente liberado en 2013 como parte de un intercambio de prisioneros.
En busca de asilo, se trasladó a los Países Bajos, pero más tarde regresó a Siria en un intento de ayudar a los sirios encarcelados. En febrero de 2020, fue detenido a su llegada a Damasco y estaba en paradero desconocido desde entonces.
Fuente:es.euronews.com