El País
Texas, 26 de diciembre.- La policía de fronteras de Estados Unidos anunció que va a realizar inmediatamente exámenes médicos a todos los inmigrantes menores de edad que se encuentran detenidos, tratará de buscarles alojamiento fuera de los centros de detención y hará una revisión general de sus protocolos a la hora de procesar niños en la frontera. Los cambios, sin precedentes recientes, no vienen ordenados por la Casa Blanca ni el Congreso. Es la reacción a la muerte de Felipe Gómez, guatemalteco de ocho años, mientras estaba detenido, tras mostrar síntomas de resfriado. Sucedió en Nochebuena.
El niño aún no había sido identificado oficialmente el miércoles a mediodía, hora de Texas. Una fuente oficial de Guatemala lo identificó a EL PAÍS como Felipe Gómez Alonzo. Su padre se llama Agustín Gómez Pérez y tiene 47 años. Eran de un municipio llamado Nentón, en Huehuetenango, al oeste de Guatemala.
El impacto de la muerte de este niño ha sido instantáneo en el entramado burocrático que vigila la frontera con México. El pasado 8 de diciembre murió otra niña, Jakelin Ameí Caal, también de Guatemala, en circunstancias muy similares tras cruzar la frontera y también en Nuevo México. Aquel caso conmocionó a Estados Unidos. En aquella ocasión, el Gobierno tardó casi una semana en informar al Congreso del suceso y solo dio explicaciones públicas tras la conmoción general y las exigencias de los demócratas, que serán mayoría en la Cámara de Representantes la semana que viene.
El segundo caso, tan parecido y en el mismo sitio, ha obligado a actuar inmediatamente al departamento de Protección de Aduanas y Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés). El mismo día de Navidad, solo 24 horas después de la muerte del niño, CBP publicó una cronología de las últimas horas de Felipe Gómez y anunció los cambios en sus protocolos.
Foto: AFP