Hidalgo
Los exiliados españoles en Hidalgo: 1939
César Peña
Pachuca, 23 de diciembre.- Una de las migraciones más numerosas que llegaron a Hidalgo, además de la inglesa y la árabe, fue la española, que motivada por la Guerra Civil, llevó a centenas de habitantes de la península ibérica a instalarse en esta entidad, particularmente en Pachuca, en el mes de junio de 1939.
Estos exiliados hispanos, de acuerdo con la investigadora, María Magdalena Ordoñez Alonso, recibieron todo el apoyo de las autoridades hidalguenses para poder iniciar una nueva vida; fueron recibidos por el gobernador, les consiguieron trabajo y hogar, además de orientación para que su adaptación fuera menos intrincada.
A diferencia del 28 por ciento de exiliados profesionistas que dejaron su tierra, el restante 72 por ciento como los llegados a Hidalgo, el grueso, eran personas solamente con su oficio, que se instalaron en actividades principalmente agrícolas.
Fue durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, que se constituyó la Comisión InterMinisterial. En tanto, el Gobierno español, para atender las necesidades de sus ciudadanos en el exterior, crea el SERE (Servicio de Evacuación a los Republicanos Españoles) y la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles).
Un total de 140 españoles llegaron en ese junio de 1939 a la ciudad de Pachuca. Otros grupos importantes de españoles fueron trasladados a Jalisco, Guerrero y Michoacán.
Según Ordoñez Alonso, los exiliados constituyeron un grupo muy heterogéneo, integrado por hombres y mujeres de diversas edades, provenientes de toda la geografía española, de diferentes orígenes económicos y sociales.
Fueron recibidos por el gobernador Javier Rojo Gómez, tras el viaje que emprendieron desde el puerto de Veracruz el 13 de junio de ese año por ferrocarril, instalándose en el Hospital Civil que se encontraba en construcción y la Casa del Agrarista.
Cuando las autoridades conocieron de sus conocimientos laborales, pronto les encontraron un empleo y un hogar, pues no podían seguir en los sitios que los recibieron.
Sin embargo, el proceso de adaptación no fue fácil, pues algunos españoles fueron llevados a trabajar a Tulancingo, donde fueron colocados en actividades como la tapicería en que nos los convencía ni la baja paga, ni las condiciones climáticas.
En el campo sucedió lo mismo, los bajos salario no les alcanzaban para alimentar a su familia y buscaban otra actividad adicional. Algunos fueron enviados a la Policía, trabajo que muchos rechazaron pues no era su idea estar en esa actividad y optaron por otros empleos en otros giros económicos y por supuesto, con más dinero de por medio.
Foto: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes