Organizaciones de la sociedad civil en México y Estados Unidos realizaron manifestaciones simultáneas en diversas ciudades de ambos países como parte de una jornada internacional por la paz y en contra del tráfico de armas.
En Ciudad de México, el punto de encuentro fue el Monumento a la Revolución, donde colectivos exigieron acciones concretas contra el tráfico de armas de fuego.
Alberto Solís Castro, de Global Exchange, explicó que se trata de una lucha binacional para detener la violencia que azota la región.
“En diferentes ciudades de México y Estados Unidos estamos exigiendo una agenda común para frenar la impunidad”, afirmó.
La organización Alto a las Armas a México documentó que más del 60 por ciento de las armas recuperadas en hechos delictivos en territorio mexicano provienen de Texas y Arizona.
John Lindsay Polan, coordinador de la organización, señaló que el flujo de armamento afecta a ambos países.
“Sabemos que la gran mayoría de las armas utilizadas en crímenes en México vienen de Estados Unidos, y también allá provocan tiroteos masivos».
«En ambos lados se enfrentan a la falta de justicia y de salud mental, además de leyes permisivas”, explicó.
Víctimas unen voces
Varios familiares de víctimas de tiroteos masivos en Estados Unidos se sumaron a las protestas en México.
Para generar conciencia sobre las consecuencias del comercio indiscriminado de armas.
Sady Phillips, fundadora de Sobrevivientes Empoderados, relató que su hija fue asesinada en Aurora, Colorado.
Y que desde entonces lucha por visibilizar el dolor compartido con otras familias afectadas.
Por su parte, Po Murray, fundadora de la Alianza en Acción de Newtown, recordó el tiroteo en la primaria Sandy Hope de Connecticut.
Donde un joven mató a 22 personas, incluidos niños y docentes.
“Necesitamos cambios legislativos urgentes”, declaró.
Las manifestaciones también respondieron a la reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de desechar la demanda del Gobierno mexicano contra los fabricantes de armas.
Kimberly Rubio, madre de una víctima de la masacre de Connecticut, lamentó el fallo, pero llamó a no bajar la guardia.
“Los fabricantes deben rendir cuentas. Tenemos que seguir presionando por justicia”, afirmó.
El activista José Antonio Foronda Farro advirtió que el tráfico de armas no solo fortalece al crimen organizado, sino que afecta a personas migrantes, quienes son víctimas colaterales de un sistema descontrolado.
“Las armas no se fabrican en México. Se producen en Estados Unidos, se trafican libremente, y nosotros ponemos los muertos”, sentenció.