César Peña
Pachuca, 12 de agosto.- Cada que terminan las administraciones municipales, se ha convertido en un clásico el saqueo, los negocios al amparo del poder, la entrega de permisos de todo tipo, ahora principalmente para negocios y construcción de fraccionamientos, etc, y hoy no es la excepción que la mayoría de los 84 ayuntamientos aprovechen la llegada de los Concejos Municipales por su inexperiencia y paso fugaz de escasos tres o cuatro meses.
Luego de que en tres años no hicieron nada destacable en sus demarcaciones, el cuarto año que estaba programado como netamente electoral, los alcaldes hicieron y deshicieron con el presupuesto final que el Covid-19 les habría impuesto restricciones, pero no por mucho tiempo, pues vieron cómo podían sacar raja política con esta pandemia y se dedicaron también a dar despensas y apoyos con tintes partidistas.
Lo que era el año electoral para posicionar a sus partidos, acabó siendo el año de Hidalgo para las administraciones, que hasta estas fechas, los alcaldes y funcionarios de primer nivel se están llevando todo lo que pueden. Están desvalijando las presidencias municipales cual viles ratas de semáforo, más en aquellos municipios donde saben que llegará la oposición luego del Concejo Municipal.
Pachuca, el municipio que gobernó estos cuatro años Daniel Ludlow Kuri, amén de la infame corrupción que se dio en todos los rubros a través de la consorte títere Yolanda Tellería Beltrán, no se contentó con engrosar la nómina con una parasitaria clase empresarial convertida en empleados del primer círculo, sino que hizo todo tipo de negocios desde la alcaldía con prestanombres y ahora se dispone a irse hasta con bonos y hasta bienes del ayuntamiento.
Ahora resulta que faltan muchos bienes en los inventarios como autos o los camiones de recolección de basura que estaban dados de baja y que luego aparecieron en Tec-Mec. Millonarios contratos se hicieron con empresas particulares que han dañado al municipio.
El politólogo Pablo Vargas advertía, no con poca razón, que los Concejos Municipales iban a ser aprovechados para estas maniobras por su escasa o nula preparación en procedimientos de entrega-recepción y auditorías frente a quienes están a punto de dejar el encargo, que sobrada y deliberadamente se están llevando hasta los cubiertos con la certeza de que nadie los investigará.
Pachuca, como Mineral de la Reforma, ambos del PAN, deberán ser cuidadosamente auditados por la alta presunción de corrupción de fin de periodo como también los gobiernos emanados del PRI, como Tepeapulco, Zempoala y Tulancingo, que se prestaron para infinidad de maniobras financieras y negocios al amparo del poder, ya ni decir los conflictos de interés que se dieron en todo momento.
En fin, la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo, la Contraloría Social y los propios ciudadanos deberán estar atentos ante todo el desaseo que están a punto de dejar los 84 ayuntamientos cuya característica es haber sido los más abyectos y corruptos de las últimas décadas, que con sus contadas excepciones, se convirtieron en ejemplos de la más pulida demagogia que la población hidalguense pudo experimentar.
Hoy regalan actas de nacimiento, condonan pagos del predio, de agua potable, entregan despensas pero nadie olvida que esos actos “desinteresados” son rapacería pura que sólo busca votos. Pero hoy como desde hace unos años, la gente nuevamente se los cobrará en las urnas. Esta es la esperanza y la apuesta.