Giorgio Armani, el icónico diseñador de moda italiano, falleció el jueves a los 91 años. Reconocido mundialmente por revolucionar el prêt-à-porter en Milán con sus innovadoras siluetas desestructuradas y una elegancia silenciosa y atemporal, Armani deja un legado imborrable en la industria de la moda.
Su firma, Giorgio Armani S.p.A., confirmó su deceso en su domicilio. A lo largo de su prolífica carrera, Armani se mantuvo como propietario y director creativo de su vasto imperio, un logro notable en un sector dominado por grandes conglomerados.
Fue una figura clave en la democratización de la alta moda y en la redefinición de la sastrería, tanto masculina como femenina, ofreciendo prendas que equilibraban autoridad y fluidez.
Nacido en Piacenza en 1934, su trayectoria comenzó como escaparatista y diseñador para Nino Cerruti, antes de fundar su propia marca en 1975.
Su estilo minimalista, andrógino y funcional marcó a varias generaciones y sentó las bases de la moda italiana moderna.
Armani vistió a innumerables celebridades, consolidando su influencia no solo en la moda, sino también en la belleza, la decoración y la hotelería de lujo.
El impacto de Giorgio Armani se extendió a la cultura visual, las alfombras rojas y el entorno profesional del siglo XXI.
Su visión de una elegancia discreta y su maestría en la sastrería, ejemplificada en icónicos trajes para películas como «American Gigolo», cimentaron su proyección internacional y su profunda conexión con el mundo del cine y las estrellas.
Su obra es un testamento a la sofisticación, la calidad y una visión inquebrantable que perdurará.
