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Osos de juguete hechos con ropa de fallecidos por COVID-19, una terapia para transitar por el duelo

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Redacción, 27 de Febrero.- La llegada del COVID-19 a México modificó cada uno de los rubros sociales que parecían ordinarios, los funerales eran rituales donde las personas tenían la oportunidad de dar el último adiós y despedirse de su ser querido.

Con las nuevas medidas de seguridad y el aumento de defunciones a causa de la enfermedad, los familiares de las víctimas no pudieron decir adiós. Con el peso de la ausencia y el distanciamiento social, Jazmín Ruiz encontró una forma de ayudar a las personas que viven un duelo, así lo detalló para Infobae México.

Originaria de Parral Chihuahua, con 30 años de edad, Jazmín empezó a diseñar osos con prendas de personas fallecidas, a través de su Facebook CreArt y por correo electrónico inició su proyecto.

Entre almohadas de superhéroes, decorativos para el refrigerador y llaveros, una compañera de su trabajo le pidió que realizara un oso de peluche con la prenda de un familiar fallecido, ese fue el primer encargo que tuvo bajo esa temática, ella compartió una imagen del producto terminado en redes sociales y sus seguidores empezaron a consumir sus peluches en memoria de los que ya no están.

Durante 2020 se registró un exceso de mortalidad en México según reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre enero y agosto registró 683 mil 823 defunciones mientras que en el mismo periodo pero de 2019 fueron 499 mil 784.

El éxito de sus osos se popularizó en internet al grado de enviarlos a zonas fuera de Chihuahua, como a los estados de Morelia, Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. También ha realizado envíos fuera del país como a Estados Unidos y Perú.

Jazmín Ruiz narró que sus osos no son exclusivamente para personas que fallecieron por SARS-COV2, los diseña para cualquier persona que dejó de vivir sin importar la causa, ella lo ve como una forma de “reconfortar” la pérdida.

De acuerdo con el INEGI detalló que el año pasado las cinco principales causas de muerte fueron: enfermedades del corazón, COVID-19, diabetes mellitus, tumores malignos y neumonía e influenza.

Con un protocolo riguroso de higiene y seguridad de la prenda, Jazmín realiza la confección del oso en un periodo de 20 días. Las personas deben llevar la prenda en una bolsa de plástico con una etiqueta que lleve los datos de contacto y nombre de la persona que realiza el pedido, agenda una cita para la entrega de la prenda así como la entrega del producto final, todo bajo las medidas de sanitización e higiene.

Jazmín acondicionó la sala de su casa para tener una repisa con sus productos y conservar las prendas que recibe. Detalló que es muy cuidadosa con la ropa por el valor sentimental de los clientes, incluso puede que ese objeto sea irremplazable.

La joven emprendedora explicó que cada cojín o peluche es un diseño único, no se basa en ningún molde ya que está pensado en aquella persona que dejó de existir y no volverá a haber una igual. Cada oso incluye un llavero en forma de corazón como símbolo del cariño a los que ya no están.

“Son peluches que no están hechos en serie, es algo que no va a estar igual. Todos los cojines tienen diferentes medidas, no hay un molde. Les decía a los clientes que era especialmente para ellos, porque no había otro igual”.

Ella decidió leer e investigar más sobre el duelo, reconoció que las personas se “desahogaban” con ella y asumió una responsabilidad afectiva y de confidencialidad con los clientes, un “plus” que la diferencia de otros negocios similares.

La emprendedora comentó que pretende compartir más información sobre las pérdidas y el duelo en su página CreArt para brindar un servicio más allá de la entrega del peluche.

“Tengo planeado un video con un especialista para que explique en mi página cómo es el hecho de tener un osito de peluche, no es solo por moda, no es algo solo por tenerlo, es porque realmente una persona está sufriendo por algo”.

Jazmín Ruiz habló de los precios aproximados de sus peluches ya que varían dependiendo el tamaño y la capacidad de la tela para estirar. El más común es de 250 pesos mexicanos con un oso 60 centímetros aproximadamente.

Por último aclaró que trabaja con todo tipo de pedidos, ya que la falta de interacción social y convivencia familiar causó que las personas solicitaran osos para no extrañar la presencia de los que no pueden ver con frecuencia o quienes trabajen en hospitales COVID. Incluso solo por el valor sentimental de un recuerdo o experiencia con esa ropa.

“Siempre he dicho que quiero aportar algo a esta sociedad, el hacer este tipo de trabajos es algo muy bonito porque tienes que tener el tacto de reconfortar a una persona que se está abriendo contigo”.

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