El supertifón Fung-wong azotó la costa este de Filipinas el domingo, según informó el servicio meteorológico nacional, después de causar la muerte de al menos dos personas y obligar a más de un millón a abandonar sus hogares.
El tifón, con un radio que abarca casi todo el territorio filipino, tocó tierra en la provincia de Aurora.
En la isla principal de Luzón, a las 21h10 (13h10 GMT), informó el servicio estatal de meteorología, apenas unos días después de que otro tifón devastara el país.
Las autoridades han advertido que el tifón traiga vientos y fuertes lluvias a amplias zonas del archipiélago.
Donde más de 220 personas murieron la semana pasada a causa del tifón Kalmaegi.
El domingo, una de las provincias del centro de Filipinas ya azotada por la tormenta registró la primera muerte conocida a causa del tifón Fung-wong.
El rescatista Juniel Tagarino, en la ciudad de Catbalogan, indicó a la AFP que el cuerpo de una mujer de 64 años.
Que intentaba evacuar había sido rescatado de entre los escombros y los árboles caídos.
«Anoche, el viento era muy fuerte y llovía mucho (…) Según sus familiares, es posible que se le olvidara algo y volviera a entrar en su casa».
Declaró Tagarino, añadiendo que sus familiares se encontraban a solo 50 metros cuando se dieron cuenta de que había desaparecido.
La oficina de defensa civil confirmó una segunda muerte, una persona que se ahogó en una inundación repentina en la isla de Catanduanes.
En Aurora, donde tocó tierra el ojo de la tormenta, Aries Ora, de 34 años, dijo a la AFP que la lluvia seguía siendo ligera mientras tapiaba su casa en la localidad de Dipacúlao con láminas de acero y tablas de madera.
«Lo que realmente nos asusta es que se espera que toque tierra por la noche», dijo. «A diferencia de los tifones anteriores, no podremos ver claramente el movimiento del viento y lo que sucede a nuestro alrededor».
Más al norte, en la provincia de Cagayán, personas refugiadas en un centro de evacuación dijeron a AFP que el miedo a las inundaciones les había convencido de abandonar sus hogares.
Fuente: AP
