Estados Unidos es un país que acostumbra albergar entre sus fronteras historias sorprendentes. Una de las más curiosas está aconteciendo ahora en el estado de Florida, concretamente en las cálidas aguas de los Cayos.
Esta zona está plagada de tiburones. Unos animales conocidos por su agresividad y fiereza y que suelen ser noticia por sus ataques que normalmente terminan en tragedia.
Sin embargo, los tiburones que habitan estas aguas de Florida se han convertido en un elemento noticioso por una curiosa anécdota.
Estas especies acuáticas tienen un importante equipo de investigadores detrás debido a que se han registrado una serie de comportamientos muy extraños.
Lo realmente curioso de este caso es que las principales sospechas que tiene este amplio equipo de expertos es que estos tiburones podrían haber consumido grandes cantidades de cocaína presentes en el agua, una droga que estaría alterando enormemente sus capacidades.
Esta historia que se ha convertido en un documental de la cadena Discovery que se denominará Cocaine Sharks, está dando la vuelta al mundo mientras los expertos esperan que se convierta en un arma para concienciar a la sociedad mundial de que los mares y océanos no son una papelera a la que arrojar todo lo que nos sobra.
Un grupo de expertos se encuentra investigando el extraño comportamiento de un grupo de escualos que han consumido esta sustancia estupefaciente después de que unos contrabandistas arrojaran fardos al mar en una huida.
Tiburones drogados con cocaína arrojada al mar
Para muchos, esta historia debería ser el argumento de la última película sobre catástrofes marinas. Otros se lo toman con gracia porque les resulta casi cómico pensar en ‘tiburones drogados’. Sin embargo, el problema que se ha registrado en los Cayos de Florida es muy grave. Varios ejemplares de tiburones han sido drogados con cocaína.
El suceso se ha producido de la siguiente manera. Un grupo de narcotraficantes de paso arrojó varios fardos de cocaína al mar, los cuales quedaron flotando en una zona plagada de tiburones. Cuando estos los encontraron, rompieron las débiles protecciones que cubrían los kilos y kilos de cocaína que habían sido lanzados al agua. Al salirse de estos paquetes y quedar disuelta en la superficie, estos tiburones empezaron a consumir la droga sin parar, comenzando a tener comportamientos realmente extraños. Para algunos testigos, estaban «enloquecidos».