En lo que para muchos es una innecesaria obra faraónica, el Centro de Convenciones de Zempoala, la trama de la corrupción puso al descubierto un nuevo caso que estuvo a punto de consumarse; el alcalde Jesús Hernández pidió a la empresa encargada de construir la estructura metálica del lugar, que inflara el costo de 6 a 9 millones de pesos.
En una reunión que sostuvo personal del Ayuntamiento de Zempoala con la firma encargada de la obra, los jóvenes socios constructores hicieron público que el alcalde – sobre quien pesan infinidad de señalamientos por corrupción-, les pidió que agregaran un costo adicional de 3 millones de pesos sobre el costo real del trabajo, que estaba en 6 millones.
«No presidente, no lo vamos a hacer porque no nos vamos a quemar ni por ti ni por nadie porque somos una empresa seria que tenemos un prestigio que cuidar», le respondieron los valientes empresarios.
Esto causó la ira del edil, quien no sabía dónde meterse tras ser exhibido y les reclamaba que les daba trabajo y que debían agradecerle, lo que nuevamente fue replicado por sus interlocutores, que le afirmaban que trabajo «no les falta».
Mientras el alcalde solicitó a la Asamblea Municipal recursos adicionales para terminar el auditorio, presupuestado inicialmente en 15 millones de pesos, por otra parte, se destapó este episodio que revela lo que siempre sucedió con los gobiernos priístas: mucho del presupuesto para obras va a dar a la corrupción.
Apenas este martes la secretaria de Turismo, Liz Quintanar visitó esta obra para conocer el avance del Centro de Convenciones, cuyo recorrido lo encabezó con el alcalde Jesús Hernández Juárez, quien también, como su antecesor, Héctor Meneses, ya es famoso por los «moches» o diezmo impuesto a toda la obra pública.