Hidalgo
Un jueves nada común por el tianguis de Jaltocán

Visitar un tianguis como el de Jaltocán, es regresar en la historia, asomarse al comercio de antaño, sus relaciones y la idea de comunidad aderezada en las costumbres indígenas de a huasteca que sobreviven hasta nuestros días.
Camionetas de transporte público salen y llegan desde las 7 de la mañana rumbo a las diferentes comunidades con personas que llevan bolsas de mandado repletas de su despensa pues si no es aquí, difícilmente pueden adquirir las cosas en otro lugar.
Es como un hormiguero con incesante actividad que es lo que le da vida a la cabecera municipal cada jueves, en que vendedores y compradores se encuentran como lo hacen desde hace varias décadas.
Los puestos más visitados son los del pan, que elaborado por hábiles manos locales, es una delicia local, sobre todo por los baratos precios que ofrece a los compradores. Las moscas que acuden atraídas por el azúcar no molestan a nadie y son parte del entorno.
Unos visitantes casi al lado del kiosko, piden unas gorditas en un puesto de comida, pero son corregidos por los lugareños, que les indican que aquí se llaman «pocoyitos», tan sabrosos o más que los primeros que conviven con todo tipo e comida para quienes gustan desayunar a esas horas del día.
Junto a los puestos de verduras y frutas, algunas cosechadas del mismo municipio, existen otros de productos netamente locales como velas, tabaco y ropa confeccionada aqui mismo en Jaltocán a precios igualmente accesibles.
La idea de comunidad es fuerte que todos se conocen y se hablan. Aquí es fácil encontrar todo porque todo mundo te orienta y nadie envidia a nadie.