El pasado 2 de diciembre, la Asamblea General de la ONU marcó un hito en la regulación de tecnologías armamentísticas al aprobar, con el respaldo de 166 países, una resolución que busca prohibir los robots asesinos con inteligencia artificial (IA).
Estas armas autónomas letales operan sin intervención humana directa, lo que representa una creciente amenaza para la seguridad global y los derechos humanos.
La resolución establece la necesidad de un tratado internacional para prohibir su uso, argumentando que estas máquinas podrían desencadenar una carrera armamentística y agravar crisis humanitarias.
No todos los países estuvieron de acuerdo; Bielorrusia, Corea del Norte y Rusia votaron en contra, mientras que 15 países se abstuvieron, según Human Rights Watch (HRW).
António Guterres, Secretario General de la ONU, calificó el uso de robots asesinos como “políticamente inaceptable y moralmente repugnante”.
Guterres advirtió que permitir que máquinas decidan sobre la vida o la muerte podría erosionar las normas del derecho internacional y provocar consecuencias devastadoras en conflictos armados.
Actualmente, países como Rusia y China lideran en el desarrollo de armas autónomas, tanto terrestres como marítimas y aéreas, lo que dificulta la creación de un consenso internacional y genera un debate global sobre su regulación.
Este desarrollo resalta la urgencia de establecer normas claras y efectivas para el uso de tecnologías armamentísticas avanzadas, con el fin de proteger los derechos humanos y la seguridad internacional.