Espectáculos
Ana Victoria, hija de Amanda Miguel, lleva casi un año sin casa

Han transcurrido más de ocho meses desde que un devastador incendio forestal en Altadena, California, obligó a la reconocida cantante Ana Victoria, hija de los legendarios Amanda Miguel y Diego Verdaguer, a abandonar su hogar. En medio del caos y con una recién nacida en brazos, la artista se vio despojada de gran parte de su estabilidad personal ante la furia de las llamas avivadas por el viento.
Actualmente, Ana Victoria aún no puede regresar a su casa, viviendo una existencia itinerante entre hoteles y alojamientos temporales.
Sin embargo, de esta difícil experiencia ha germinado un proyecto musical conmovedor, cuyo objetivo.
Es reconstruir la escuela de su hijo y extender un mensaje de unidad a la comunidad latina en Estados Unidos.
La idea de crear música surgió tras enterarse de que la pequeña escuela de su hijo, denominada «Rayuela».
Y dedicada a fomentar el aprendizaje del español en una comunidad mayoritariamente angloparlante, había sido completamente destruida por el fuego.
«Cuando me enteré que se quemó la escuelita de mi hijo, que es una inversión 100% en el español».
«En esta comunidad de Altadena, me sentí impotente», confiesa Ana Victoria. «No quiero que mis hijos pierdan el idioma».
«Entonces pensé en hacer una canción invitando a los niños a cantar en español y en inglés porque Rayuela construye almas bilingües».
Convocando a los pequeños estudiantes al estudio de grabación, Ana Victoria y los niños interpretaron.
Una pieza en ambos idiomas, transformándola en un poderoso símbolo de resiliencia y abriendo una vía para la recaudación de fondos destinada a la reconstrucción de la institución.
«Llevo casi un año sin casa»: La Cruda Realidad de la Artista
La intérprete evoca con detalle la tarde del 7 de enero, el día que la tragedia golpeó su puerta.
«Esa tarde había unos vientos terribles y se veía el inicio del incendio a unas diez cuadras de mi casa», relata.
«Mi esposo fue a ver cómo estaba la situación y cuando regresó me dijo: ‘Tenemos que irnos por seguridad’. Y no hemos vuelto desde entonces».
La mayor dificultad ha sido adaptarse a la incertidumbre con una bebé de apenas un mes de nacida.
«Llevo ocho meses viviendo en hoteles y en Airbnb con una nenita que acababa de nacer, tenía apenas un mes».
«Fue muy difícil, pero como dice la canción, de las tragedias más grandes uno crece y busca maneras de ayudar a la comunidad».
Ana Victoria enfatiza la urgencia de restaurar espacios educativos como Rayuela, especialmente.
Considerando que la zona de Altadena, que sufrió la pérdida de más de 10 mil viviendas, aún lidia con la exposición a materiales tóxicos.
«No se quemó un bosque, se quemaron casas con baterías, carros, electrodomésticos y colchones».
«La ceniza es tóxica, está llena de plomo. Los niños necesitan instalaciones seguras, un lugar bello con jardines».
«El mensaje es recrear, limpiar y construir algo más hermoso de lo que había», explica.
Su meta trasciende la simple recaudación de fondos; es un llamado ferviente a la unidad comunitaria.
«Creo que el mensaje es que como comunidad tenemos que unirnos cuando las cosas están mal. Hay que darle importancia a lo que de verdad la tiene».
Con el apoyo incondicional de padres y seguidores, Ana Victoria ha lanzado una campaña en GoFundMe.
Con una meta de 100 mil dólares, habiendo recaudado hasta ahora alrededor de 74 mil.
«Invito a todos mis seguidores y a quienes lean esto a donar, aunque sea 50 centavos de dólar. Todo suma», alienta.
Además, la artista destaca que escuchar su nueva canción y ver el videoclip es una forma tangible de colaborar.
«Simplemente viendo la canción en YouTube ya están contribuyendo, porque eso genera una ganancia mínima que al reproducirse miles de veces se dona también a la escuela».
La tragedia en Altadena se suma a un año de desafíos para Ana Victoria, quien enfrenta la maternidad en circunstancias adversas.
No obstante, el proyecto musical con los niños de Rayuela le ha infundido una fuerza renovada.
«Uno se vuelve más fuerte por dentro y busca formas de ayudar. Esa es la enseñanza que me deja esta experiencia», confiesa.
Actualmente, continúa organizando eventos benéficos y presentaciones para alcanzar la meta económica que permitirá reconstruir la escuela de su hijo, reafirmando su mensaje de unión y solidaridad: «De las tragedias más grandes uno crece. Lo importante ahora es limpiar, reconstruir y volver a levantar algo más hermoso que antes».