Hidalgo
Julio Valera, una breve historia de corrupción, autoritarismo y fraudes
Nacido en la corrupción priísta, la cual conoció a la perfección lo mismo que toleró y fomentó la cultura del fraude electoral como presidente del PRI Estatal, Julio Valera Piedras, quien dejará la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados local, deja también un mal sabor en éste último encargo, donde pese a saltar al Grupo Plural Independiente, siguió siendo tan mezquino como en sus tiempos priístas.
Al llegar hace un año, lo primero que hizo Valera fue cargar con todo el aparato de prensa que estuvo a su lado en el PRI, gente involucrada con la creación de granjas de bots que operaron en la campaña a la gubernatura. Ellos eran los encargados de montar las campañas de desprestigio y ataques contra el hoy gobernador Julio Menchaca.
Ese mismo equipo de Valera, es el que está señalado de hacker páginas de medios de comunicación no afines al PRI. La revista A fondo de Hidalgo, de corte izquierdista, sufrió varios ataques imputados al equipo de Valera, asunto que aún se ventila en la Comisión de Derechos Humanos del estado de Hidalgo (CDHEH).
Pero Valera es más que eso: también a su llegada cambió el personal del Instituto para el Desarrollo y Fortalecimiento Municipal del Estado de Hidalgo (IDEFOM) para colocar a su personal déspota y arrogante en ese lugar que resulta clave para combatir la corrupción y el buen desarrollo de los municipios.
Ordenó inmediatamente llevar cursos a los entonces gobiernos municipales emanados del PRI y “no darle nada a la oposición”, como lo comentó precisamente un legislador de Morena, quien confió esto a este comunicador.
Y actuó en consecuencia ya que desde ese lugar dio manga ancha y protegió a alcaldes con alta sospecha de estar involucrados en actos de corrupción, algunos de los cuales han caído con la “Estafa Siniestra” como el ex edil de Epazoyucan, Fidel Arce Santander, a quien se negó, cuantas veces pudo, a dar entrada a su expediente.
Otro de sus protegidos es el munícipe de Zempoala, Jesús Hernández Juárez, un dictadorsillo al que los señalamientos de corrupción no han prosperado por la protección que recibió todo el tiempo desde el Congreso en el periodo de Julio Valera y por la relación que cultivó con el contralor Álvaro Bardales Ramírez, señalado también de protegerlo.
En fin, que el periodo de Julio Valera, pese a su discurso transformador, demuestra su verdadero rostro de represor como lo hizo con quienes se atrevían a cuestionar la corrupción del PRI en los foros desarrollados en el Congreso.
El acoso con muchos y muchas de las participantes, a quienes se les pedía se identificaran y luego hasta su dirección y número telefónico, sólo demuestra que Valera habrá abandonado al PRI, pero su corazón sigue ahí pues sus actos lo delatan.