Olena Yagupova es uno de los miles de civiles ucranianos que son o han sido retenidos en prisiones rusas desde el comienzo de la guerra.
Una investigación de la agencia Associated Press ha descubierto una red de cárceles formales o improvisadas en Rusia y la Ucrania ocupada.
Los prisioneros cuentan historias de torturas, abusos psicológicos y trabajos forzados.
«Me ataron de pies y manos a una silla de oficina y me golpearon en la cabeza con una botella de agua de dos litros. Esto se alternaba con ponerme una bolsa de plástico en la cabeza. Me ponían cinta adhesiva alrededor del cuello. Y una persona me sujetaba la nariz así a través de la bolsa para que no pudiera respirar ni dentro de la bolsa».
Cavar trincheras para el enemigo y salas de tortura
Junto a otros compatriotas, fue forzada a cavar estas trincheras para el Ejército ruso. Las imágenes de satélite muestran la construcción de algunas de estas prisiones, como la de la región fronteriza de Rostov, en Rusia.
La retirada de las tropas rusas durante la contraofensiva ucraniana del pasado septiembre dejó al descubierto salas de tortura en edificios y sótanos de numerosas localidades.
«Tengo un gran estrés. Pienso en ello todos los días. Ha pasado un año, e incluso más de un año, pero ¿cuánto más tiene que pasar? Hay muchos civiles allí, no sólo mi padre».
400 liberados, diez mil prisioneros
Un documento oficial ruso obtenido por la agencia mantiene que el Kremlin planea crear otros treinta centros de detención de aquí a 2026.
Unos cuatrocientos civiles ucranianos han sido liberados junto a soldados en intercambios de prisioneros. Kiev calcula que otros diez mil civiles permanecen en prisiones rusas.