Opinión
Entrada 5 Las culturas prehispánicas en Hidalgo
La presencia de seres humanos en lo que hoy en día comprende el territorio del estado de Hidalgo, se remonta, por lo menos, hasta 11 000 años a.C., y destacan, particularmente, asentamientos en el Valle del Mezquital y el Valle de Tulancingo, aunque no son los únicos. Sin embargo, hace 11 000 años las sociedades eran nómadas, es decir, conjuntos de seres humanos que se trasladaban en busca de alimentos por diferentes zonas, pero muy lejos de la complejidad de las culturas posteriores como los mexicas. En ésta entrada, se presentan algunas generalidades sobre las primeras culturas que poblaron el territorio de Hidalgo en el pasado.
La cultura Teotihuacana y su presencia en Hidalgo.
Durante los dos primeros siglos de nuestra era (d.C.) Teotihuacan adquirió una relevancia mayúscula entre las civilizaciones prehispánicas. Entre los lugares que formaban parte de la órbita de ese importante centro político-religioso, estaba el Valle del Mezquital, especialmente Chapantongo y Huichapan, y en lo que hoy se conoce la zona arqueológica de Chingú, localizada en Tula.
Otro de los asentamientos, también de influencia teotihuacana, son los vestigios que se encuentran en Tepeapulco y en el Valle de Tulancingo, incluida la planicie de Atotonilco el Grande, el sitio arqueológico de Huapalcalco, Epazoyucan y Zempoala. Un lugar que, tal vez, al lector le parezca más familiar y que también estuvo primero bajo la influencia teotihuacana, es la Sierra de las Navajas, sitio famoso por sus yacimientos de obsidiana.
Los Ñähñu, los Coyotlatelcas y los Nonoalcas y su presencia en Hidalgo
Bajo la influencia de los teotihuacanos, la zona de Tula era dominada por ellos, más por el control del tránsito y migración de bandas humanas provenientes de otras partes más alejadas, como el Bajío y el Golfo. Justamente esas migraciones, así como la desintegración paulatina de la cultura teotihuacana, trajeron al territorio del estado de Hidalgo transformaciones a sus tradicionales centros político-religiosos, los cuales conformaron un nuevo centro principal que adoptó sus creencias y costumbres: Tula.
En los estudios arqueológicos, antropológicos e históricos que se han elaborado a lo largo del tiempo, destacan la presencia de tres culturas: los Ñähñu (Otomí, en lengua náhuatl), y la cultura Coyotlatelca, que llegaron aproximadamente 250 años antes que la cultura Tolteca-Chichimeca, y fundaron un poblado con el nombre de Mameni. Finalmente, la presencia de la cultura nonoalca, terminó por definir los nuevos asentamientos. Muchos de los cuales fueron ocupados por estas tres culturas cuando los teotihuacanos desaparecieron, o bien, eligieron configurar nuevos asentamientos, muchas veces lejos de los campos de riego, como en las sierras.
La cultura Tolteca-Chichimeca
Ésta cultura procedía del norte de Jalisco y del sur de Zacatecas, pero hacia el año 1000 d.C., ocuparon Tula y Jilotepec, donde ya vivían culturas, como las que se mencionaron antes, dando lugar a una mezcla con la población local. El incremento de su población conforme transcurrió el tiempo, hizo posible su expansión hacia otras áreas, incluso más allá de los límites actuales del estado, como Xochicalco y Colhuacan, así como Jaltocan, Tecozautla, Ixmiquilpan, Actopan, Tenango del Valle, Tizayuca y Tolcayuca, además de Tula como su asentamiento principal. Dentro de ésta hegemonía, hay que mencionar que el papel de los huastecos, cultura que se encuentra al norte del estado de Hidalgo, mantenía una relación con Tula.
Lic. Carlos A. Carrillo Galicia
Licenciado en Historia de México por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Actualmente ocupa el cargo de instructor de Historia, Filosofía y Literatura en el Centro de Educación Continua y a Distancia (CECyD-UAEH) así como el cargo de presidente de la Asociación de Historiadores Egresados de la UAEH.