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Opinión

Jesús Hernández y su alcoholismo

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El alcalde de Zempoala y su gusto por el alcohol.

Ya no es un secreto que el principal ocupante del Palacio Municipal de Zempoala, Jesús Hernández Juárez tiene un evidente problema de alcoholismo del que no se ha podido desprender desde que llegó al cargo en diciembre del 2020 y que pone en entredicho su papel como gobernante, al violar no sólo la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, sino por el ejemplo que debería ser para el municipio.

                El munícipe ha llegado alcoholizado a innumerables eventos públicos, en los que por más que quiera evitarlo, se nota su condición al hablar y dirigirse con la gente. Si bien en algunas comunidades es común la cerveza o el tequila para celebrar y convivir, resulta cuestionable que en horas de trabajo el edil acceda a ello sin importar las cantidades.

                Su problema de alcoholismo ya no se puede ocultar; se está hinchando por su frecuente consumo y ha arrastrado en esta vorágine descontrolada de consumo de bebidas etílicas, a su  primer círculo de funcionarios, que han sido apodados por el populacho como el “escuadrón de la muerte” que incluso, en muchas ocasiones utiliza las oficinas públicas para ello, siendo otra falta grave.

                No se puede ocultar que varios de estos funcionarios están en la misma penosa situación del alcalde y algunos de ellos han tenido que ser obligados a “jurar” no tomar para poder realizar sus actividades, sin embargo, la convivencia permanente alrededor de una botella ha creado un Gobierno etílico en Zempoala.

                Por lo anterior los escándalos en los que hay alcohol de por medio son constantes. No hay que olvidar los festejos de cada Informe, que acaban en verdaderas bacanales o lo que sucedió el pasado 4 de diciembre en Pachuca, donde el alcalde gritaba “el derecho es derecho” tras libar con policías de la corporación municipal y varios funcionarios.

                Ya no es posible intentar tapar el sol con un dedo de este problema que sigue al edil a todos lados y que no es posible que siga pasando: controla su consumo de alcohol o que se retire del cargo  y no sólo por eso, sino porque es un pésimo ejemplo para la gente del municipio, amén de todos los demás desordenes en la administración pública.

                El oriundo de San Gabriel Azteca anda por el mundo como si nada pasara cuando a estas alturas debería estar razonando sobre los excesos que sigue cometiendo al frente del Gobierno y que es susceptible a ser criticado por el pueblo, quien finalmente le paga su sueldo y privilegios autoasignados.

                El gusto por la bebida no es exclusivo de Jesús Hernández, quien en un acto reflejo  habla casi todo el tiempo como si estuviera intoxicado, ya lo tuvo Felipe Calderón en el poder y otra gran cantidad de funcionarios que han sido malos gobernantes y peores ejemplos en todos los campos, empezando por el personal.