Opinión
Conciencia histórica y de clase: dos elementos para entender y transformar la sociedad

Stephany Espinosa
La conciencia histórica y la conciencia de clase son dos elementos esenciales para la comprensión crítica de la realidad social y para la acción transformadora de la misma.
Por un lado, la conciencia histórica hace referencia a la capacidad de conocer, comprender y reflexionar de manera crítica sobre los procesos históricos que han conformado la realidad actual. A través de esta conciencia, los individuos y los colectivos somos capaces de reconocer los patrones, las luchas y las transformaciones sociales a lo largo del tiempo. La conciencia histórica, permite superar la visión lineal del tiempo, caracterizada por un entendimiento que ve al pasado, presente y futuro como sucesos aislados. En cambio, promueve una visión dialéctica, en la que el pasado no solo se interpreta, sino que se convierte en una fuente activa de enseñanza.
Según Hans-Georg Gadamer, la conciencia histórica es una forma de entender cómo nuestra percepción del pasado está condicionada por el presente. Es decir, nuestra comprensión de la historia está influenciada por los contextos históricos y culturales en los que vivimos. En este sentido, Gadamer plantea que la historia no es un conjunto de hechos objetivos y neutrales, sino que está interpretada y mediada por nuestras propias circunstancias históricas. Por lo anterior, puede decirse que es dialógica: ya que implica un diálogo constante entre el pasado y el presente, donde interpretamos la historia, pero también somos transformados por ella.
Por otro lado, la conciencia de clase es un concepto fundamental para comprender las dinámicas de poder y explotación dentro de una sociedad. La conciencia de clase es la capacidad de un grupo social para reconocer su posición en la estructura económica, política y social, así como los intereses que lo unen frente a otras clases. En la tradición marxista, esta conciencia se considera crucial para que los trabajadores, por ejemplo, reconozcan su situación de opresión y explotación dentro del sistema capitalista, y, por lo tanto, puedan organizarse para luchar por un cambio social.
Karl Marx afirmaba que la conciencia de clase no surge de manera espontánea, sino que es el resultado de las experiencias colectivas, de las luchas y la organización social de los individuos. Asimismo, a través de su concepto de «falsa conciencia», Marx explicaba cómo las clases dominantes logran imponer una visión del mundo que oculta las verdaderas relaciones de poder y explotación, logrando que las clases subalternas acepten el statu quo en lugar de cuestionarlo.
La relevancia de la conciencia de clase no se limita a la lucha de clases en un sentido económico. En sociedades con fuertes desigualdades, la conciencia de clase también se traduce en una mayor comprensión de las relaciones de poder, el acceso a recursos, y la distribución de la riqueza. Esta conciencia es esencial para fomentar la solidaridad entre los colectivos de personas y la empatía ante otras realidades, ajenas a la nuestra.
La conciencia histórica y la conciencia de clase no son fenómenos independientes, sino que se interrelacionan profundamente. La comprensión de los procesos históricos y de las estructuras de poder permite tomar conciencia de nuestra situación, de los intereses que nos unen en una colectividad y de las posibilidades de acción. A su vez, la conciencia de clase, al ser fruto de experiencias colectivas, puede conducir a una revalorización de la historia, dando voz a aquellos sectores sociales que han sido históricamente silenciados o marginados.
Recapitulando, la conciencia histórica permite entender las causas y efectos de los procesos históricos, mientras que la conciencia de clase nos ayuda a entender las relaciones de poder y explotación que estructuran nuestra sociedad, por ello la conjunción de estas dos conciencias es fundamental.
*Historiadora.