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Éxito en el segundo alunizaje de una empresa privada a petición de la NASA

La NASA ha optado por enviar cohetes de empresas privadas para realizar experimentos en la Luna de forma autónoma, al no poder enviar a astronautas humanos regularmente y a bajo coste.
El módulo de aterrizaje Blue Ghost de Firefly Aerospace consiguió transportar un taladro, una aspiradora y varios experimentos de la NASA hasta la Luna este domingo. Se trata de la última de una serie de empresas que buscan iniciar negocios en el satélite vecino sin esperar a las misiones de astronautas.
El módulo de aterrizaje descendió desde la órbita lunar mediante un piloto automático, dirigiéndose a las laderas de un antiguo cráter volcánico situado en el borde noreste del lado visible de la Luna. La confirmación del exitoso alunizaje, realizado a 360.000 kilómetros de distancia, llegó hasta el Centro de Control de Misión de la compañía situado a las afueras de Austin, Texas. «Estamos en la Luna», ha informado el Centro de Control de Misión, agregando que el módulo de aterrizaje se encontraba estable.
Este aterrizaje convierte a Firefly, una empresa emergente fundada hace solo una década, en una de las primeras compañías privadas en poner una nave espacial en la Luna. Otras cinco empresas de Rusia, Estados Unidos, China, India y Japón afirman haber tenido el mismo éxito. Pero la carrera espacial continúa: otras dos sondas de más compañías están pisándole los talones a Blue Ghost, y se espera que una de ellas aterrice en la Luna a finales de esta semana.
Blue Ghost, que recibe su nombre en honor a una especie de luciérnagas, cuenta con un módulo de aterrizaje de cuatro patas y mide dos metros de alto y tres y medio de ancho, lo que le proporciona una estabilidad adicional, según los datos proporcionados por la empresa.
Lanzado a mediados de enero desde Florida, el módulo de aterrizaje ha transportado 10 experimentos a la Luna de parte de la NASA. La agencia espacial pagó 97 millones de euros por la entrega, más 42 millones por la tecnología a bordo. Es la tercera misión en el marco del programa de entregas lunares comerciales de la NASA, destinado a desarrollar una economía lunar de empresas privadas que compiten entre sí mientras exploran el astro antes de que regresen de nuevo astronautas humanos.
El módulo llevaba una aspiradora para succionar polvo lunar para su posterior análisis y un taladro para medir la temperatura a una profundidad de hasta 3 metros bajo la superficie. También llevaba a bordo un dispositivo para eliminar el polvo lunar abrasivo, un problema para los astronautas de la NASA en la misión Apolo, ya que este se incrustó en sus trajes espaciales y equipos.
En su camino hacia la Luna, Blue Ghost envió imágenes de nuestro planeta de origen. Una vez en órbita alrededor del astro, realizó fotos detalladas de la superficie lunar. Al mismo tiempo, un receptor a bordo rastreó y recibió señales de los satélites GPS de Estados Unidos y Galileo de Europa, un paso alentador en la exploración espacial.
Otro módulo de aterrizaje construido y operado por Intuitive Machines, con sede en Houston, aterrizará en la Luna el próximo jueves. Su objetivo es llegar a posarse a unos 160 kilómetros del Polo Sur. Eso es más cerca del polo de lo que llegó la compañía el año pasado con su primer módulo de aterrizaje, el cual se rompió una pata y volcó. A pesar de la caída, el módulo de aterrizaje de Intuitive Machines puso a Estados Unidos de nuevo en la Luna por primera vez desde que los astronautas de la NASA realizaron el programa Apolo en 1972.
Un tercer módulo de aterrizaje de la empresa japonesa ispace aún está a tres meses de aterrizar. El prototipo compartió un viaje en cohete con Blue Ghost desde Cabo Cañaveral el 15 de enero, pero siguiendo posteriormente una ruta más larga. Al igual que Intuitive Machines, ispace también está intentando aterrizar en la Luna por segunda vez. Su primer módulo de aterrizaje se estrelló en 2023. La Luna está llena de restos no solo de ispace, sino de docenas de otros intentos fallidos a lo largo de las décadas.
La NASA quiere mantener el ritmo de dos alunizajes privados al año, pues sabe que algunas misiones fracasarán, según ha dicho el principal responsable científico de la agencia espacial, Nicky Fox.
A diferencia de los exitosos alunizajes de la NASA en la misión Apolo, que contaron con miles de millones de euros de respaldo y astronautas estrella al mando, las empresas privadas operan con un presupuesto limitado y con naves robóticas que deben aterrizar por sí solas, ha recordado el director ejecutivo de Firefly, Jason Kim.
Fuente:es.euronews.com